La orden de la Conselleria de Hacienda marca una revisión de todas las partidas presupuestarias y la racionalización del gasto público mientras perdona a los grandes patrimonios el pago del impuesto de sucesiones.

Corregir desequilibrios, estabilidad, racionalización del gasto público… La retórica de la austeridad se impone en los primeros presupuestos del gobierno de PP y Vox en la Comunitat Valenciana. La Conselleria de Hacienda publicó el viernes la orden por la que se dictan las normas de redacción de los presupuestos de la Generalitat Valenciana para 2024, un documento que remite a la terminología de la etapa de los recortes.

La consellera de Hacienda, Economía y Administración Pública, Ruth Merino, técnico de la Agencia Tributaria y autodefinida como liberal, fue elegida por su ortodoxia financiera. La orden interpela a todas las consellerias a “revisar y ajustar” los objetivos a alcanzar de acuerdo con el marco presupuestario, que redefinirá sus prioridades. Ya en la oposición, la exdirigente de Ciudadanos cargó sistemáticamente contra los presupuestos del Gobierno del Pacto del Botánico y contra la partida “ficticia”, que el Ejecutivo de izquierdas denominaba “reivindicativa” y recogía los fondos que el Estado debía aportar para corregir la infrafinanciación valenciana. Si el Consell de Carlos Mazón renuncia a incorporar esos 1.300 millones que tanto ha criticado a la previsión de ingresos, será difícil cuadrar las partidas de gasto sin dar algún tijeretazo.

Corregir desequilibrios, estabilidad, racionalización del gasto público… La retórica de la austeridad se impone en los primeros presupuestos del gobierno de PP y Vox en la Comunitat Valenciana. La Conselleria de Hacienda publicó el viernes la orden por la que se dictan las normas de redacción de los presupuestos de la Generalitat Valenciana para 2024, un documento que remite a la terminología de la etapa de los recortes.

La consellera de Hacienda, Economía y Administración Pública, Ruth Merino, técnico de la Agencia Tributaria y autodefinida como liberal, fue elegida por su ortodoxia financiera. La orden interpela a todas las consellerias a “revisar y ajustar” los objetivos a alcanzar de acuerdo con el marco presupuestario, que redefinirá sus prioridades. Ya en la oposición, la exdirigente de Ciudadanos cargó sistemáticamente contra los presupuestos del Gobierno del Pacto del Botánico y contra la partida “ficticia”, que el Ejecutivo de izquierdas denominaba “reivindicativa” y recogía los fondos que el Estado debía aportar para corregir la infrafinanciación valenciana. Si el Consell de Carlos Mazón renuncia a incorporar esos 1.300 millones que tanto ha criticado a la previsión de ingresos, será difícil cuadrar las partidas de gasto sin dar algún tijeretazo.